D. Pedro Cabello, Párroco «in solidum» de San Miguel Arcángel - Córdoba, nos responde hoy a la pregunta realizada por Patricia del colegio "La Salle"
Lo primero que tenemos que decir es que no hay tantas discrepancias en los evangelios, sino
más bien algunas diferencias entre ellos. Hay diversos motivos. En primer lugar, los cuatro
evangelios no dejan de ser testimonios (se habla del evangelio “según Marcos”, “según
Mateo”, etc.) y, como todo testimonio, aunque sustancialmente cuenten lo mismo, cada uno
de ellos presta más atención a aquello que cree más importante. Cada uno tiene una
perspectiva concreta. En segundo lugar, esos testimonios iban a su vez dirigidos a un público
determinado, a una comunidad concreta. No era igual escribir a recién convertidos que a
cristianos maduros, a cristianos procedentes del judaísmo que a procedentes del mundo
pagano. De ahí también los diferentes matices y acentos. En tercer lugar, como testimonios
que son, se fijan en lo esencial del mensaje, lo que llamaríamos el impacto final, dando menos
importancia a los detalles y pormenores que nos podrían parecer sustanciales a nuestra mente
histórica moderna (dónde, cuándo, quiénes fueron todos los involucrados, etc.) y que, a veces,
son diferentes según el evangelio que tomemos. Para ellos no eran tan “sustanciales” como
para nosotros.
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